Todo comenzó cuando una vecina de Río Gallegos denunció ruidos molestos que se extendieron hasta más de las 9 de la mañana. Tres jóvenes, dos de ellos de la fuerza armada, fueron detenidos por amenazas y atentado contra la autoridad. Sobre uno de ellos pesaba una averiguación de paradero.
Tres jóvenes de 28, 26 y 21 años fueron detenidos en la mañana del domingo luego de que agredieran, amenazaran y se resistieran a la autoridad que intervino mientras realizaban una reunión que se extendió hasta las 9 de la mañana y que generó el disgusto de los vecinos de un complejo de departamentos.
El hecho ocurrió en Urquiza al 530 de Río Gallegos, donde intervino personal de la Comisaría Primera a raíz de la denuncia de una vecina que dijo no haber dormido en toda la noche debido a la música alta y gritos que provenían del departamento.
Ante esta denuncia, los efectivos se acercan al departamento N°3 y son atendidos por uno de ellos, quien era el morador del lugar. Según informaron fuentes policiales, en ese momento se torna agresivo y exclama que él paga el alquiler, que además es numerario del Ejército Argentino, y que tiene derecho a divertirse con sus amigos.
Mientras se da la mediación, se presentan más vecinos de más de 70 años, disgustados por la situación y por situaciones anteriores que tienen que con este vecino, produciéndose un intercambio de insultos y amenazas entre los presentes.
Al mostrarse más agresivo los efectivos deciden reducir al denunciado, y en ese momento interceden dos jóvenes más que agreden a los efectivos policiales, entre ellos a una policía mujer, produciéndole lesiones de carácter leve. Finalmente son reducidos y trasladados a la Comisaría Segunda.
Una vez en la dependencia policial, certifican que el más joven de 21 años es soldado voluntario del Ejército Argentino, mientras que sobre el demorado de 26 años resultaba ser suboficial de la misma fuerza armada, y que además existía una averiguación de paradero por el delito de hurto de automotor del Juzgado N°3 local.
El Juzgado interviniente tomó conocimiento de la situación y, por cuestiones de bioseguridad, no pudieron ser alojados en las instalaciones de la Comisaria. De este modo, fijaron domicilio a la Justicia y colocaron un control de vigilancia en el domicilio del joven soldado.