La presión popular deja al Cabildo sin márgen: Cisneros renuncia, los patriotas imponen una nueva Junta y se avecinan grandes cambios. Una revolución democrática y con espíritu hispanoamericano que sigue interpelando el presente. Télam repasa el día a día de la Semana de Mayo en diálogo con el historiador Norberto Galasso. Hasta que salió el sol del 25, que finalmente asomó.
Y ya se sabe lo que pasó: “Suben al primer piso e interpelan a la burocracia virreinal exigiéndole que se vayan, además de informarle que al calor del moviento popular se ha definido una propuesta de nueva Junta y que es esa Junta la que debe jurar y asumir el poder”.
Sin el apoyo de los militares “el Virrey se da cuenta de que está perdido, que debe reununciar y se crean las condiciones para la jura de los nuevos integrantes de la Junta, donde aprecen hombres que no eran muy conocidos hasta ese momento, como Moreno, que se reserva la Secretaria de Guerra y de Gobierno”, destaca Galasso.
Se trata, esto si se sabía en la Plaza , de la“Junta provisional gubernativa de la capital del Río de la Plata”, según su nombre formal, y está conformada por Cornelio Saavedra como Presidente; Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Miguel de Azcuénaga, Manuel Alberti, Domingo Matheu y Juan Larrea como Vocales; y Juan José Paso y Mariano Moreno como Secretarios.
“Moreno, además de la Secretaria de Guerra y de Gobierno es director del periódico que se va a crear, la Gaceta de Buenos Aires. Es decir, intenta controlar lo que hoy serían los medios, la política (una suerte de Jefe de Gabinete) y la organización militar”, evalúa el autor de “Imperialismo y pensamiento colonial en la Argentina”.
Y agrega: “También aparecen Belgrano, como hombre muy cercano a Moreno, y Castelli. Un trípode que avanza sobre el poder. Moreno es reconocido por Belgrano (‘Yo quisiera tener las luces que usted tiene’, le dice) y por Castelli, entendiendo que es quien tiene las cosas más claras”.
Pero en aquel primer gobierno patrio también están “Azcuénga, por el Ejército; Larrea y Matheu, los dos españoles de nacimiento, y por supuesto Saavedra, que habría entrado a último momento en la Revolución”.
En la Proclama del 26 de mayo la Junta reiterará su “fidelidad y adhesión a nuestro muy amado Rey y Señor Don Fernando VII y a sus legítimos sucesores en la corona de España”.
“Se depuso al virrey en nombre del rey”, dirá el acta firmada el día anterior. Los patriotas portaban estampitas con la imagen del soberano cautivo por Napoleón en la Plaza de la Victoria.
“La llamada ‘Máscara de Fernando’ -sostiene Felipe Pigna en ‘Los mitos de la historia argentina’- era, contrariamente a lo que muchos creen, un acto de clara independencia. Por aquellos días nadie en su sano juicio podía suponer que Napoleón sería derrotado ni que Fernando volvería al trono español y recuperaría sus colonias americanas”.
En tanto Galasso considera que la Primera Junta “no era una Junta anti-española, esa es una de las tervigersaciones de la historia mitrista”. Y argumenta: “En esa Primera Junta aparecen españoles revolucionarios, como Larrea y Matheu, y la mayor parte de la Junta está integrada por hijos de españoles”.
“La idea de que en la Primera Junta hay una una idea separatista y anti-española es falsa. De lo que se trataba era de democratizar el poder al compás de la democratización que se producía en España”, plantea el historiador.
Y agrega: “Esto es lo que sostiene Alberdi, que es quien más profundiza el carácter democrático y no el carácter separatista de la Revolución de Mayo. En 1810 se reemplazó al Virrey por una Junta con ideas democrática, donde había españoles y criollos y donde permanecieron el Cabildo y la Audiencia (una suerte de Poder Judicial)”.
“Cuando cae la revolución democrática en España -agrega Galasso- y vuelve el régimen anterior, en 1813-1814, es cuando se plantea claramente el objetivo independentista por parte de Belgrano y San Martín, quien insiste para que el Congreso de Tucumán se reúna y declare la independencia”.
“El ideario de la Revolución de Mayo era el de una revolucion hispanoamericana. Incluso en la Declaración de la Independencia de 1816 se declara la independencia de las Provincias Unidas de Sud América”, concluye.
“El legado más vigente de la Revolución de Mayo hoy es el planteo de Moreno sobre la distribución de la riqueza. La riqueza acumulada en minorías es como agua estancada que se pudre”, sostiene Galasso citando al Secretario de la Primera Junta.
Y agrega: “Hay que hacer una redistribución de la riqueza a todos los sectores de la sociedad, además de lo también planteado por Moreno sobre la instalación de industrias y de la creación de un organismo de prensa para que el Estado pueda comunicar sus objetivos y proyectos, cosa que a veces no ocurre por la acción de los medios hegemónicos”.
La Revolución de Mayo interpela el presente, iluminando el futuro por caminos diversos. También, prescindiendo de solemnidades, hiprocecías y maniquismos, hoy puede gritar: “Al gran Pueblo argentino, Salud”.
Agradecemos al Museo Nacional del Cabildo de Buenos Aires y la Revolución de Mayo (www.cabildonacional.cultura.gob.ar), a la ilustradora Yanina Canosa y al artista Diego Manuel Rodríguez (www.diegomanuel.com.ar)